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NACIONALES CUYO

Con 5 años, consiguió ayuda para su padre accidentado en la ruta

Ayer, en la ruta 20 camino a El Encón, un nene y su papá volcaron en su camioneta. Solo, en medio de la calle, el niño buscó auxilio

El Sol pegaba fuerte ayer al mediodía en la ruta 20, en el tramo que va desde El Encón (25 de Mayo) hasta Caucete, por donde circulaba la movilidad de DIARIO DE CUYO. De golpe, algo diferente comenzó a verse a lo lejos: un bulto grande a un lado de la ruta, sobre la banquina; y enfrente, una sombra pequeña que se movía. Al ir avanzando, las imágenes comenzaron a tomar forma. Se trataba de una camioneta que estaba volcada de costado y de un niño que miraba a su papá, que estaba tirado en la calle y ensangrentado. El nene permanecía parado, serio y quieto, sólo movía su brazo para atraer la atención del conductor de la movilidad del diario. Al ver que el vehículo se detenía, comenzó a correr para pedir ayuda. Y una vez que vio que por fin alguien socorrería a su papá, recién entonces dejó la postura tensa y pensante, que lo hacía parecer un adulto, y largó el llanto.

Axel, el nene, tenía un guardapolvo a cuadros celeste y blanco y cargaba una mochila. Parecía estar bien, salvo por un corte al costado de la frente, que había hecho que su cara se manchara con sangre.

Desesperado, gritó «¡mi papá!», sin dejar de mirar a su padre, Gustavo Videla, que seguía en el suelo, pero que comenzaba a moverse mientras el conductor del vehículo trataba de buscar ayuda frenando otros autos. Es que en la zona no hay señal de celular, por lo que parecía que el único modo de llamar a una ambulancia era llegar hasta el pueblo más cercano.

La calma de saber que su padre ya estaba acompañado, el shock que había sufrido y la soledad que sentía en medio de la ruta, movieron al niño a salir corriendo. Cruzó la ruta 20, entró al campo y corrió rápidamente. Sabía que su casa quedaba cerca y que allí podría encontrar refugio. «Quiero llegar a mi casa. Ahí mi mamá me va a limpiar la cara y vamos a ir a ver a mi papá. Mi casa está cerca», le decía a la persona desconocida que lo había encontrado en medio de la calle y que decidió acompañarlo mientras caminaba para no dejarlo solo. No había forma de convencerlo de que era más fácil que alguien lo llevara a su casa en vehículo, porque él pensaba que si caminaba, iba a llegar más rápido.

A medida que el niño avanzaba, su padre quedaba más lejos. Él se daba vuelta y estaba tranquilo porque veía que había gente que lo estaba acompañando y que lo iba a ayudar. Durante el camino, después de decir que le dolía la cabeza, contó que se llama Axel, que venía de la escuela y que en su casa estaban su mamá, su abuela y su único hermano.

Hasta que por fin vio una cara conocida. Era la de un hombre que trabaja en la misma finca que su padre y que se acercaba en su camioneta. Él le aseguró que lo llevaría con su mamá. Recién en ese momento, Axel se tranquilizó y aceptó subir al vehículo.

Mientras tanto, unos cuantos autos se habían acercado adonde estaba su padre. Uno de ellos decidió ir a buscar asistencia médica. Pero la suerte jugó a favor: una ambulancia del Ministerio de Salud Pública pasó justo por el lugar indicado, en el momento indicado. Subió al hombre a una camilla y lo llevó hasta el hospital de Caucete.

Como deseaba, minutos más tarde, ya acompañado por su mamá y con la cara limpia, Axel volvió a pasar por el lugar donde había conseguido la ayuda para su padre. Esta vez iba a verlo al hospital, para reencontrarse . (DIARIO DE CUYO-SAN JUAN)