“Cree que todavía existen los virreyes”
La respuesta del ex presidente al subsecretario de Estado adjunto para América latina de Estados Unidos fue lo más comentado del encuentro del peronismo bonaerense. José María Díaz Bancalari fue designado al frente del congreso partidario.
Néstor Kirchner irrumpió en el congreso del PJ bonaerense que se realizó ayer en la localidad de Caseros con una fuerte respuesta al subsecretario adjunto para América latina de Estados Unidos. “Debemos decirle con toda claridad a este señor Arturo Valenzuela que la pérdida se seguridad jurídica la han hecho ellos acá”, lanzó Kirchner desde el polideportivo municipal de Tres de Febrero. El flamante diputado fue escuchado con atención por un arco de dirigentes del peronismo entre los que se encontraban el gobernador Daniel Scioli, el titular del PJ, Alberto Balestrini, y el diputado José María Díaz Bancalari, quien poco antes había sido nombrado presidente del congreso partidario.
“Este señor cree que todavía existen los virreyes”, dijo el santacruceño, que dedicó buena parte de su discurso a contestarle al enviado del gobierno de Barack Obama, un funcionario de origen chileno que proviene del Partido Demócrata. “Querido señor subsecretario: empiece mirando por casa, por ver qué seguridad jurídica les brinda a sus ciudadanos y después venga a Argentina todas las veces que quiera, pero entienda que somos un país libre, soberano y digno”, replicó Kirchner.
Scioli también le dedicó unas palabras a Valenzuela. “Hemos escuchado en estos días hablar de inseguridad jurídica en nuestro país y yo les digo que nunca la provincia ha abierto tantas empresas, algunas de origen norteamericano. Sólo empresas norteamericanas hay cien”, detalló.
En su reciente visita a Buenos Aires, Valenzuela había dicho que entre las empresas de capital estadounidense notaba “preocupación por temas de seguridad jurídica y por manejo económico en Argentina”. “A menos que hayan cambios, podrían no realizarse las inversiones que se planean”, advirtió.
La respuesta del ex presidente a Valenzuela se convirtió en lo más comentado del congreso del PJ. Incluso varios de los asistentes salieron rápidamente a respaldar la postura de Kirchner. “Hablan, pero yo me pregunto qué seguridad les dieron a los de Lehman Brother o a sus inversores, o a los que perdieron su patrimonio por los sectores financieros de los Estados Unidos”, cargó Díaz Bancalari. El diputado Jorge Landau, apoderado del PJ a nivel nacional, se sumó también a la ola de críticas al funcionario estadounidense. “Es una suerte de intromisión en los asuntos internos de la Argentina”, reprochó Landau.
En la votación hasta se aprobó un comunicado del PJ bonaerense que expresó el más “enérgico repudio” a las declaraciones de Valenzuela. “Añorando la época de las relaciones carnales, imagina tener atribuciones para opinar sobre cuestiones internas de nuestro país”, decía el comunicado. Las declaraciones fueron el epílogo del primer congreso ordinario del peronismo bonaerense tras las elecciones del 28 de junio. En el temario del congreso figuraba la elección de nuevas autoridades, la conformación de los órganos partidarios, la habilitación para conformar alianzas con otras fuerzas políticas y la elección del candidato a intendente en Pinamar, donde la destitución de Roberto Porretti abrió una situación compleja para el peronismo local.
Al encuentro habían sido convocados todos los congresales –alrededor de 900– que forman parte del PJ bonaerense. Asistieron unos 620, y enseguida aprobaron la lista de unidad que había propuesto el diputado Mariano West para ocupar los principales cargos del congreso. Esa lista había sido consensuada el viernes a la noche en una reunión de “mesa chica” convocada por Balestrini, Díaz Bancalari, Landau y un representante por cada una de las ocho secciones electorales de la provincia. La negociación de último momento buscaba frenar el desafío que había surgido desde la primera sección (norte y oeste del conurbano), donde varios intendentes intentaron imponer el nombre del titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Horacio González, como el candidato más representativo para presidir el congreso partidario.
Los congresales que asistieron votaron en forma unánime y no hubo problemas en aprobar cada una de las mociones que leyeron desde el micrófono. Sin embargo, y en comparación con otros congresos del pasado, esta convocatoria del PJ tuvo unas cuantas bajas. Varios intendentes –sobre todo de la primera sección– faltaron para expresar su descontento por la forma en que se preparó el congreso. “Hay enojo con Balestrini y también con (Hugo) Curto”, contó a un legislador bonaerense. Anfitrión en su pago chico, el metalúrgico Hugo Curto se había encargado de las palabras de bienvenida.
Una vez aprobado el temario, los organizadores cedieron la palabra a Scioli y a Kirchner. El gobernador pareció aludir a los rumores de instigación al saqueo que están recorriendo el conurbano desde hace días. “Estemos alertas ante los que quieren sembrar pesimismo e instigar”, dijo. “Hemos pasado una de las peores crisis internacionales. Pero lo peor ya quedó atrás. Sólo hay que esperar muy buenos momentos de aquí en adelante”, agregó. Enseguida llegó el turno de Kirchner, elegido como orador de cierre. El ex presidente responsabilizó a Washington por la crisis internacional. “Esta crisis la tuvimos que soportar todos. La caída del Consenso de Washington y de Lehman Brothers, donde miles y millones de ahorristas del mundo entero perdieron sus ahorros y millones de norteamericanos perdieron sus trabajos y sus casas”, dijo.
Kirchner instó a Scioli a “profundizar la gobernabilidad” de la provincia. Luego exhortó a los peronistas a no caer en “provocaciones” y a resistir a quienes “insultan y nos agravian porque no tienen ideas”.
ENFRENTÓ POR PRIMERA VEZ UNA REBELIÓN EN SU TROPA
Kirchner sólo piensa en el peronismo para retener el poder más allá del 2011
Ayer, jugó a fondo para garantizarse el control del PJ bonaerense. Impuso a Díaz Bancalari para organizar las internas abiertas y simultáneas en su bastión. Además del frente duhaldista, ya teme al club de intendentes desencantados. (CRITICADIGITAL)
La crónica fría de lo que pasó ayer en el polideportivo de Caseros dirá que los principales dirigentes del Partido Justicialista bonaerense eligieron a José María Díaz Bancalari como presidente del Congreso provincial, que se conformaron los órganos partidarios y que se facultó a la Mesa de Conducción para conformar alianzas y elegir al candidato que presentarán en Pinamar en las elecciones de marzo del año próximo. Que levantaron las manos al unísono y que el mitin se cerró con todos entonando la marcha peronista. Pero el de ayer no fue un Congreso más. Ni fue tan frío. Fue la primera reunión partidaria donde asomó el germen de rebeldía a los designios de Néstor Kirchner.
GOLPE. Néstor, que evalúa como clave para su futuro, y, sobre todo, para el futuro de su espacio la estrategia electoral de 2011, apostó a la muñeca y experiencia de un viejo lobo de esta lid como Díaz Bancalari, ya que el Congreso partidario deberá conducir las elecciones internas abiertas y simultáneas que se acaban de aprobar en el Congreso de la Nación. El ex presidente cree que allí, y no en las generales, sus enemigos intentarán propinarle el golpe de gracia. Por eso considera clave ese puesto en el máximo órgano partidario provincial. Y así se lo hizo saber a sus dirigentes de mayor confianza, como el vicegobernador Alberto Balestrini y el titular de la CGT Hugo Moyano, entre otros, quienes estuvieron rápidamente de acuerdo. Apenas Balestrini empezó la ronda de consultas, como titular del PJ provincial, se encontró con un conato de rebelión.
DESOBEDIENTES. Un grupo de dirigentes, encabezados desde las sombras por el intendente de Tigre Sergio Massa, su par de La Plata, Pablo Bruera, el de Ituzaingó, Alberto Descalzo, y el de Bahía Blanca, Cristian Breitenstein, más algunos legisladores provinciales le hicieron saber a Balestrini que preferían, en lugar de Bancalari, al titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Horacio González. La excusa era una supuesta “renovación de caras”, pero Balestrini y, sobre todo Néstor, advirtieron que se trataba de otra cosa: independizarse de los Kirchner. El resultado: febriles negociaciones de última hora, gritos destemplados, amenazas de carpetazos y notorias ausencias. Nada extraño en el tumultuoso Movimiento Nacional Justicialista.
CONGRESO. Como en otras oportunidades, a las 9, hora de la primera citación, la mayoría de los congresales de las ocho secciones electorales no se encontraba presente en el gimnasio del CEDEM 1 de la localidad de Caseros, partido de Tres de Febrero. Recién pasadas las 11 comenzaron a llegar los intendentes, legisladores y dirigentes del Gran Buenos Aires, y cerca del mediodía comenzó el Congreso anual obligatorio de congresales, para tratar los diferentes puntos del orden del día. En el escenario se ubicaron las máximas autoridades partidarias: Balestrini; el gobernador Daniel Scioli; Moyano; Kirchner; el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto; el de San Fernando, Osvaldo Amieiro; y el de Pilar, Humberto Zúccaro. En el estadio se mezclaron entre los congresales el ministro de Economía Amado Boudou; el titular del ANSES, Diego Bossio; el jefe de Gabinete de la provincia, Alberto Pérez; su par de Acción Social, Cacho Álvarez; de Educación, Mario Oporto; los intendentes de La Matanza, Fernando Espinoza; de Ezeiza, Alejandro Granados; de Florencio Varela, Julio Pereyra; y de Esteban Echeverría, Fernando Gray, entre otros.
YONOFUI. Pero más que enumerar los presentes, para entender lo que pasó ayer, conviene repasar a los ausentes: Massa, Bruera, Cristian Breitenstein, Descalzo, el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, el de Merlo, Raúl Othacehé, el de Malvinas, Jesús Cariglino, y el de Berazategui, Juan José Mussi, entre otros jefes partidarios. Para dar cierre al encuentro, tras la aprobación del balance y el informe de bloques legislativos, se escucharon los discursos de Scioli y del ex presidente, que esta vez volvió a ganar la batalla. Pero la guerra, la guerra que más le interesa y preocupa a Kirchner, recién empieza.