DIA DEL MILITANTE

EN EL DÍA DEL MILITANTE

Estamos atravesando tiempos muy distintos a aquellos vividos en aquél 17 de Noviembre de 1972, en el cual el debate político era casi obligatorio, no sólo en las mesas de cafés, sino en las mesas de todos los argentinos.

Hoy en día, con campañas políticas orientadas por el marketing, dirigidas desde los multimedios con intereses propios y con candidatos ofertados casi como un desodorante, creo que es necesario detenernos y reivindicar la lucha y la persona misma del militante.

Ya que en estos últimos tiempos, pareciera que sólo las ONG y los movimientos sociales son quienes hacen política y según sus propios dichos, hacen política con P mayúscula (por no ser política partidaria).

Yo quisiera saber, qué es entonces lo que vienen haciendo cientos y miles de compañeros, que desde el año 45 ponen la cara, el cuerpo y la voz, para conseguirle una pensión al chiquito discapacitado de la otra cuadra, o el bolsón de comida a la vecina embarazada y sola con siete hijos y ni hablar de la changa del compañero que se quedó sin laburo.

Es él, el mismo que acusado por vecinos y hasta a veces por familiares, por el sólo hecho de estar “en política”, quedando cubierto bajo un manto de sospecha, de crítica, del “con algo se habrá quedado”, cuando casi siempre con lo único que se queda es con la amargura de que arriba tantas veces, lo han negociado.

Es ella, la que sale a la calle y mete ovarios para decir lo que nadie se anima, y se arremanga y no se fija si hay que estirar el guiso y donde comen cuatro comerán cinco, o seis o sólo ella sabe cuántos más.

Son los líderes como Nestor Kirchner, como Alberto Balestrini y tantos otros cuyos nombres son anónimos, los que cuando uno habla de “poner el cuerpo” no se trata de una simple frase hecha, sino que sacrifican todo por una causa, llegando incluso a la muerte misma.

Somos nosotros los que seguimos llevando la antorcha de la lucha, la llama de Perón y Evita, los que seguimos hablando apasionados sin importar si lo hacemos con un joven solo o con una multitud que nos escucha. Somos los que creemos que ese granito de arena vale oro, porque le pudimos mejorar la vida en algo a alguien, y porque de ese granito se nutre el poder, único medio para cambiarles la vida en todo a todos.

Son los dirigentes como Miguel Saredi, quien luego de haber pasado por todos los cargos que cualquier político podría aspirar, y pudiendo quedarse en cómodas oficinas nacionales, es él quien elije salir al barro y militar como su primer día, en silencio, persona por persona, compañero por compañero, luchando con lealtad pero dejando en cada paso una huella de esperanza.

Porque somos los que todavía creemos y los responsables de que este movimiento nacional y popular siga vivo en cada corazón, y siga viva la POLÍTICA, sin importar cómo se escriba, porque gracias a ella, nosotros no bailamos, no cantamos y no patinamos: nosotros “militamos por un sueño”.

Pupi Durand

Militante junto MIGUEL SAREDI