PRIMEROS PASOS EN EL DOLOR Y CON EL DESCONCIERTO DE LA INVESTIGACIÓN

 

Los peritos forenses realizaban desde anoche la autopsia al cuerpo de Candela Rodríguez, la niña de 11 años que estuvo nueve días desaparecida y que ayer fue encontrada asesinada en el partido bonaerense de Hurlingham.

Fuentes de la investigación informaron a Télam que los forenses buscan en el cadáver rastros de fibras, tierra, y sustancias biológicas en procura de hallar elementos que prueba que permitan identificar a sus asesinos.

De acuerdo a los peritos, al momento del hallazgo, la niña estaba envuelta en tres bolsas de consorcio cerradas, prolijas y limpias, y en cuyo interior no había sangre pero si piedras.

Según las fuentes, los pies de la víctima estaban limpios y en el cuerpo no se halló fauna cadavérica, lo que confirmaría que la data de la muerte no supera los tres días.

Además, el cuerpo -con los anillos y la colitas para el pelo colocados- no estaba atado y presentaba golpes lineales en la espalda y sangre en el rostro.

Mientras tanto, el padre de la niña fue trasladado desde el penal de Magdalena, donde purga una condena por piratería del asfalto; presta declaración ante la policía de Hurlingham. Una información indica que uno de los hechos que motivó la declaración, es hacerle escuchar el llamado anonimo, recibido por la tia de la víctima, para la posible indentificación de voz. Posteriormente, Rodriguez, participaría del velatorio de su hija.