CAMPEÓN TODO TERRENO EN AUSTRALIA

El título número 20 en torneos Grand Slam. La familia y un campeón en la vida.

Roger Federer no paró de sonreír. Luego de las lágrimas y la emoción dentro del court que provocó su sexta coronación en el Abierto de Australia , fue todo felicidad. Primero realizó un recorrido con la copa por todas las instalaciones del predio que albergó el primer Grand Slam del año. Luego realizó entrevistas para la televisión y finalmente, el lunes por la mañana, protagonizó una sesión de fotos y una atención a la prensa por los parques de Melbourne.

Entre tantos agasajos, fotos y comentarios, Federer se mostró emocionado. Haber alcanzado los 20 títulos de Grand Slam lo sorprenden a él mismo. En un mano a mano que tuvo con ESPN describió ese momento.

«No es simple, es un deporte de muchas emociones. No estaba seguro de cómo iba a jugar esta final. Estaba tan lejos pero tan cerca de conseguir los 20 títulos que tenía que digerir todas esas emociones», explicó Roger, y añadió: «Nunca me tomé el avión que me trajo a Australia pensando voy a conseguir mi Grand Slam número 20, pero cuando Chung se retiró se hizo realidad. ‘Quizás sí los pueda ganar’ pensé».

Además, en la noche australiana, en la entrevista exclusiva con la televisión local, el tenista, aún vistiendo la ropa con la que había batallado por más de tres horas, se entregó a la charla de manera natural.

En ella, cuando la periodista le preguntó qué sería de su carrera sin el apoyo de su esposa, Mirka, todos estos años. Federer fue directo: «Honestamente sin ella todo esto no sería posible porque no podría viajar sin poder ver a mis hijos y sería más feliz quedándome en casa», declaró.
«No me imagino mi vida lejos de mis hijos, estar más de dos semanas lejos de ellos hoy sería imposible. Gracias ella puedo seguir jugando. Ella está contenta con mis logros. Tuvimos un momento en donde nos sentamos y le pregunté: ‘¿crees que sigo con chances para seguir ganando y manteniéndome en la punta?’. Además le consulté si estaba bien con este estilo de vida con los niños y todo, que sino yo estaba listo para poner punto final. Ella dijo que si», contó.

(LA NACIÓN)